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Sabes qué ?, me he enamorado todavía más de ti. De todas esas sonrisas que tienes, la sonrisa amplia, que pones cuando te presentan a alguien o cuando estás con gente que no conoces mucho, la sonrisa de las indirectas, cuando me miras de reojo y sobre todo la que pones cuando te ríes de verdad. También lo he hecho de la forma de quejarte de tus manos, de tus gafas o de que te vas a quedar ciega con esa voz... y de la que pones cuando hablas en público. De las miradas cuando te digo que hacemos lo que quieras o cuando me vacilas ( que aunque tarde cojo las cosas ), cuando me miras en el cine o a través de la barandilla en la facultad. Me gusta cuando te pones ñoña por el tuenti o por mensajes. De cómo te huele el pelo o cómo te quedan las gafas, incluso de las amenazas de que o pagas tú o no quedamos. De tu manera de cantar anuncios de Brugal o las canciones que pones en el móvil. Pero no es eso por lo único que te quiero, si no por que eres diferente, tú forma de pensar, de escribir, de todo. Hay veces que parece que estoy a lo mío y no pongo todo el empeño que debería pero no es por ti, si no por que hay situaciones que no he tenido nunca y me dan vergüenza o miedo, o simplemente otras en las que soy idiota y me llevo la torrija de casa.

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Siempre había pensado que hablar contigo era como tomar un buen chupito de Tequila, de esos que al beber te dejan un mal sabor de boca, te escuece la garganta y te quita las ganas de repetir; pero del que siempre acabas queriendo más. Yo lo podría llamar dependencia, o, siendo honrados, decir simplemente  que no podía dejar de pensar en ti. Pero el ser valiente no se lleva hoy en día.

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No se si fuiste tú
quien en veló mi almohada
quien me nubló la mirada
quien me clavó en la cruz

Es quizás esta la primera vez
en que diría un te quiero
para pedir después el deseo
de una memoria de pez

No se si fuiste tú
por quien moría despacio
sin tiempo ni espacio
en sombras, sin luz

Puede, que con el pelo cano
y quizás un poco de mal genio
contabilice el ponerme tierno
con los dedos de una mano

Adiós

 Con esta entrada, doy carpetazo final a una historia demasiado larga; y lo hago por que ya no solo me está costando la salud mental, si no también la física. Demasiada gente me dice que he hecho un mundo de un simple grano de arena, tal vez sea verdad, pero no lo creo, me resisto un poco a aceptar esa idea. Desde el primer día que hablé con ella, sentí algo que no había sentido antes y que se iba haciendo más fuerte a medida que pasaban los días y se sucedían las conversaciones. Me pareció especial, no como el resto de chicas de 19 años más preocupadas de echarse bien el rímel que de otra cosa, era... diferente. Puedo decirlo así, por que ya no importa reconocerlo, me enamoré de ti, pero a base de bien; de esa forma en la que estás completamente ciego y no piensas en otra cosa. Pero la vida real no es Pretty Woman o el Guardaespaldas, se parece más bien a algo del estilo Precius, y las cosas no suelen salir como uno quiere. No como yo quería. Reconozco que lo pasé mal, muy mal y que eso afectó no solo a mi salud mental, si no a la casi totalidad de los aspectos de mi vida, y no era capaz de hacer nada, como si fuera la orquesta del Titanic en el momento en el que se hunde. Paso el tiempo y me iba encontrando mejor, recuperando confianza pero no voy a engañar a nadie, ya que no conseguía hacerlo ni conmigo mismo, no podía dejar de pensar en ella, aunque fuera un poco. Por todo ello, y ahora que se cumple un año de el inicio-debacle de esta historia, he decidido cortar en la medida de lo posible la relación, por lo menos para poder dormir bien por las noches. He dicho varias veces en mi vida: " Me gustas "; pero nunca he llegado a decir un " Te quiero ", unas veces por que no me han dado la oportunidad y otras por que no la quise dar; por una vez me hubiera podido tener dicha oportunidad. A pesar de todo, voy a ser incapaz de no ponerle tu cara a las canciones de Amaral o de Love of Lesbian, tampoco voy a volver a olvidarme de cómo se escribe " A ver y Haber ". Es muy probable que esto lo tuviera que haber hecho la misma tarde de sábado que me dijiste que no, tal y cómo acostumbran a hacer mis contemporáneos, pero soy un tanto masoca,  (o imbécil según se mire), y parece que me gusta que me den en los morros una y otra vez. Es por estas cosas y muchas más por la que he de olvidarme de todo, idea que en estos momentos no quiero hacer, pero que a la larga será mejor.